Es curioso como cada uno está siempre convencido de la realidad de las cosas en base a su experiencia propia...en base a lo que ve o lo que siente...cuántas veces no habremos escuchado eso de: te voy a contar "mi verdad", es que hay más de una verdad? creo que no...
He aprendido que la mayor parte de las cosas que consideramos verdaderas no son más que puras fantasías nuestras. El mecanismo es el siguiente: paso1.-observas un hecho objetivo, paso2.-fantaseas con el significado de dicho suceso, paso 3.-tu fantasía crea en ti una emoción o un sentimiento(que no es lo mismo, pero para entendernos hoy nos vale). El problema viene cuando dejamos que sea esa fantasía y la sensación que nos genera quien tome las riendas de lo que haremos en consecuencia.
Lo peor es que somos capaces de desarrollar este sistema hasta cuando se trata de nosostros mismos y de la imagen que proyectamos hacia los demás, por las reacciones de los demás inferimos que nuestra conducta o forma de comportarnos influirá de una manera determinada o dará a otros una idea sobre cómo somos...andamos tan preocupados fantaseando sobre lo que los demás pensarán de nosotros y fantaseando sobre el comportamiento de los demás que nos olvidamos de lo esencial, y no hablo de otra cosa que de la verdad...
intentaré poner un ejemplo sencillo que me ocurrió hace unos años:
Una mañana al llegar al trabajo encontré una compañera girada de espaldas al pasar dije: Buenos días "Pepita" y "Pepita" no respondió (paso1.- esto pasó tal cual, son datos objetivos, fue así y punto) Enseguida empecé a pensar, "Pepita no me ha contestado porque pasa de mi o simplemente no le caigo bien, o tal vez recibió mal algún comentario que hice el día anterior(paso 2: fantaseo sobre las razones que le llevaron a no devolverme el saludo) y ahora viene el paso 3: me siento fatal y pienso que no he caido bien y que habrá mal rollo y que seguro me pondré nerviosa y meteré la pata otra vez...y qué pena y porqué piensa mal de mi...Y ahí dejo que mis emociones tomen el control y ahí empieza el fiasco.
Bueno: que no me saludó es cierto, es un hecho objetivo, pero todo lo demás fue pura fantasía, mi compañera, mi querida compañera "Pepita", utiliza audífonos y aquel día no los pudo llevar a trabajar o estaban estropeados o no se qué de las pilas, no lo recuerdo, pero de esto, yo inferí que no le caía bien, fantasee y me equivoqué, al menos tuve la inspiración de no entrar y acercarme, mientras pensaba en todo lo que he dicho arriba y le toqué en el hombro, se giró con una sonrisa(paso 1:sonrisa hubo) esta vez fantasee en positivo, (paso 2) y como consecuencia me sentí fenomenal(paso 3). Si en lugar de acercarme hubiera dejado que mi sentimiento primero se apoderara de mi, tal vez ahora no tendría una bonita relación con "Pepita".
Ahora escribiendo me ha venido a la mente una frase, que conozco desde hace muchos años, pero que ahora no se ubicar, así que no me voy a lanzar a adjudicar una autoría a alguien a quien no corresponda...es lo siguiente:
-Es evidente para mi, lo cual no quiere decir que sea cierto.
Estamos demasiado acostumbrados a hacer esto, hay quien dice que para conocer a alguien hay que meterse en sus zapatos...bueno pues esto, que yo entiendo como empatía, no me parece suficiente, quiero decir, yo puedo ver un comportamiento en alguien, puedo fantasear sobre porqué lo hace, puedo sentir compasión o comprensión frente a sus actos...pero con imaginar no es suficiente. Estoy tomando por costumbre preguntar...a veces puede resultar algo incómodo, pero prefiero preguntar acerca de una reacción a imaginar los motivos y equivocarme casi con total seguridad, porque al final nuestras fantasías están condicionadas por nuestro propio bagaje y nuestras propias ideas y experiencias y nuestros prejuicios.
Y al hilo de esto os dejo con un chiste, bueno para mi es un minicuento porque hasta moraleja tiene:
Un hombre sube al autobús y se queda de pie junto a un muchacho con aspecto un tanto desaliñado que viajaba sentado junto al pasillo...el hombre le mira de arriba a abajo y repara en que el muchacho tan sólo lleva un zapato, cuando el chico se da cuenta mira al hombre con una mirada un tanto interrogativa.
El hombre se atreve a comentar:
-Vaya hijo, qué mala suerte, ya veo que has perdido un zapato...
A lo que el muchacho responde:
-No señor, ha sido buena suerte, porque no lo he perdido, me he encontrado este
Y no digo más por hoy porque luego todo se sabe...